¿UN CÍRCULO VIRTUOSO CON GANANCIAS?

Acerca de la recurrente discusión sobre el impuesto a las ganancias sobre el salario de empleados en relación de dependencia.

OPINIÓN. Por Juan Reginato

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La larga década de recuperación de salarios (2003-2015) trajo aparejado que un número importante de trabajadores registrados, directa o indirectamente beneficiados por la acción de sindicatos, empiecen a tributar el mal llamado impuesto a las ganancias.

La discusión acerca de si es justo o no el pago del impuesto tiene muchas aristas, desde lo conceptual, la dispersión salarial entre trabajadores registrados (mucho más aún con quienes no están registrados), pasando por la presencia de privilegios inaceptables en una sociedad democrática hasta llegar a quienes no solo no tributan lo suficiente sino que cada vez que pueden se sirven del Estado para fugar el producto de su especulación.

Mucho escribieron y seguirán escribiendo quienes conocen de política tributaria, rubro al que solo intento comprender. Lo cierto es que pareciera que en el futuro cercano y no tanto el impuesto seguirá existiendo y lo seguirán pagando, actualización más o menos, algo así como un millón de trabajadores, quienes en general lo seguirán viendo como una exacción injusta y actuarán políticamente en consecuencia, dando lugar a un fenómeno particular: quienes se beneficiaron con las políticas de un Estado activo votan por la destrucción de ese mismo Estado.

Hay allí una deuda de la política. Dolorosamente aprendimos en 2015 que negar el tema puede ser fatal. Urge entonces buscar alternativas para abordar a ese sector que no tiene urgencias básicas pero sí presencia suficiente para acompañar o dañar a los proyectos nacionales.

En esa búsqueda es que me parece hace falta darle al impuesto un sentido más preciso que las rentas generales, que pueda ser percibido por el trabajador como una contribución concreta al funcionamiento de la sociedad. Si además genera un beneficio mejor. Las deducciones en la contratación de Personal de Casas Particulares van de alguna manera por allí: contratar y registrar en un rubro tradicionalmente esquivo se premia con un pago menor del impuesto.

Siguiendo esa línea: ¿Por qué no imaginar que parte del impuesto se vuelca, voluntad mediante del trabajador y a través de una figura jurídica apropiada, como un aporte no retornable hacia inversiones productivas, aporte por el cual el trabajador percibe los dividendos por su participación en un plazo determinado? Imagino que un mecanismo así puede ser útil para capitalizar o iniciar empresas o sociedades que resulten estratégicas para el Estado y para los trabajadores p.ej. YPF o la tantas veces amagada Empresa Nacional de Alimentos si es que con YPF Agro no alcanza o no conviene.

No sé, solo una idea imprecisa más en la lluvia que no tengo dudas hace falta para que destrabemos este tema, que podríamos llamar “la búsqueda de la licencia social para el pago del impuesto a las ganancias”. De paso le quitamos un argumento a los señores jueces que no quieren pagar: deja de ser impuesto y es una inversión por la cual perciben dividendos.