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Alejandro, un periodista de raza y por convicción, nos abrió las puertas de su casa, la Radio, y se incluyó en este proyecto de La Grappa, que básicamente busca que se oigan ideas y voces diferentes, imaginado por un grupo de compañeros que no venimos de esa profesión, pese a lo cual esa apertura fue sin condiciones. Hacer y decir en ese espacio lo que nos pareciera correcto y conveniente fue el acuerdo tácito que no necesitó ser explicitado. Sin preguntas.
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Y así, haciendo las columnas semanales en Agenda Mutua por FM Ondas y alguna participación esporádica en Piso 11 por FM Altos, tuvimos la oportunidad y el privilegio de compartir con él muchos momentos, verlo en acción y ser testigos de su pasión por el periodismo, que era complementaria de su preocupación por la injusticia y por los que sufren.
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No fue neutral. Por el contrario, tenía una posición tomada frente a lo político y lo social que nunca intentó disimular. Escuchándolo, estaba claro que hablaba desde un lugar y ese fue uno de sus rasgos distintivos.
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Un tipo simple que te daba afecto y te hacía sentir un amigo aunque recién te conociera. Algo invalorable en estos tiempos de egoísmo, en el que a muy pocos les importa el otro.
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Parece mentira estar despidiéndolo. La sensación es que el próximo sábado nos encontraremos en el estudio de Ondas y le serviremos un café, que alabará como si fuera un néctar, como hacía siempre en cada Agenda Mutua que tuvimos la suerte de compartir…
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Hasta cada momento, Alejandro. Ya te estamos extrañando…
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Quizás mañana mi barca se irá
Detrás de aquel viento
Que la hizo llegar
Y con ese viento, también yo me iré
Detrás de esa barca
Para siempre tal vez
PAPPO