UN PRESUPUESTO QUE RECONOCE LA CATÁSTROFE

Se apunta a reducir al máximo la participación del Estado en la economía para desarrollar una economía de corte extractivista, de saqueo de los abundantes recursos naturales que poseemos, sin agregado de valor.

Horacio Rovelli -quien durante el retorno de la democracia en el 83, se desempeñó como Director Nacional de Programación Macroeconómica en el Ministerio de Economía y Finanzas de la Nación- analiza el presupuesto nacional 2025 elaborado por el gobierno nacional. Resalta que dicha proyección reconoce que la inversión bruta interna fija (inversiones de capital, ampliación de la capacidad instalada y otros factores que incrementan la actividad económica y la generación de empleo) registra durante el ejercicio corriente una caída del 22,2%, lo cual resulta comparable solamente a ciertos escenarios del pasado, como fue el “rodrigazo” de 1975, la guerra de Malvinas, la hiper inflación de Alfonsín, la de 1989/1990 o la crisis de 2001/2002. Además de esa caída, también se estima la reducción del PBI en un 3,8% (porcentaje que se estima será aún mayor en la realidad), Es decir que se reconoce el escenario de depresión económica que se enfrenta.

Pese a ello, el presupuesto prevé para el 2025 un crecimiento del PBI cercano al 5%, lo que considera absolutamente incumplible, toda vez caerá el consumo, el gasto público y las inversiones, tres de las cuatro patas que determinan el volumen de actividad (la cuarta son las exportaciones). También analiza el tipo de cambio ponderado (se proyecta el valor del dólar en $ 1.020 al cierre de este año y de $ 1.207 en 2025. Es decir que la evolución cambiaria se proyecta equivalente a la inflación proyectada de un 18.3%, lo que permitirá continuar con el proceso de “carry trade” mediante el cual los capitales financieros obtienen enormes ganancias, garantizándoles las divisas necesarias para desarmar sus posiciones cuando así lo deseen. Mientras tanto el presupuesto subordina todos los gastos del estado (previsión social, educación, ciencia y técnica, etc.) al pago de los servicios de deuda, de igual manera que la utilización del eventual superhabit comercial que se obtenga del comercio exterior.

Considera que el utilizado es un modelo socio económico perverso, que apunta a reducir al máximo la participación del Estado en la economía para desarrollar una economía de corte extractivista, de saqueo de los abundantes recursos naturales que poseemos, sin agregado de valor. Así las cosas, considera al RIGI como la demostración palmaria y paradigmática de esa intencionalidad económica.