Las consecuencias económicas provocadas por la pandemia del COVID-19, agravan la crisis que nuestro país viene soportando, mientras el sistema financiero -su principal beneficiario- continúa sin aportar algo para mitigarla y contribuir a su superación.
En el marco del aislamiento social, preventivo y obligatorio, que -sin perjuicio de estar generando resultados muy favorables en lo sanitario- está provocando una retracción muy importante en la actividad económica. El Poder Ejecutivo Nacional viene implementando, entre muchísimas otras, diversas medidas orientadas a paliar el perjuicio que la misma le provoca a las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas, la mayoría de las cuales venían ya atravesando serias dificultades, como consecuencia del brutal proceso de transferencia de ingresos y de la estrepitosa caída del mercado interno operados en el período 2015/2019. Se trata de amortiguar el impacto negativo y protegerlas adecuadamente de una crisis de semejante magnitud, dado que son el motor de la economía, en tanto generan casi el 70% del empleo, 50% de las ventas y más del 30% del valor agregado en la producción de bienes y servicios a nivel nacional. (1)
Entre las medidas instrumentales dispuestas con el objetivo planteado, la Comunicación “A” 6946 del B.C.R.A. del 26/03/2020 modificó disposiciones anteriores (“A” 5620, 5681, 5747, 5771, 5797, 5802) (2) relativas a regulaciones aplicadas al sistema financiero (relaciones entre encajes, estado de “Efectivo Mínimo” y préstamos otorgados a las Mipymes), con el objetivo de inducir a los bancos que les financien el pago de salarios de estos meses a sus empleados y atiendan las necesidades de capital de trabajo, aplicando una tasa de interés relativamente accesible, visto que existen numerosas empresas que, como consecuencia del aislamiento, han visto desaparecer la totalidad de sus ingresos u otras a las cuales les disminuyeron significativamente.
Pese a estas medidas de incentivos, el sistema financiero continúa mostrándose reticente a prestarle al sector productivo, en particular al de las MiPymes, sin colaborar siquiera en un momento de emergencia como el actual, siendo una de las actividades más beneficiadas por el proceso de transferencia que señalamos más arriba. Es decir, retacean su apoyo al sector que –junto con los asalariados- más recursos resignó en dicho proceso.
Esta actitud viene observándose desde hace muchos años, y se vio exacerbada durante el ciclo ceocrático interrumpido en 2019, durante el cual los bancos obtuvieron ganancias incalculables colocando fondos de sus depositantes en diversos instrumentos financieros, entre otros, Letras del Tesoro (LETES) y Letras del Banco Central (las legendarias LEBACs, luego LELIQs), generando una diferencia (“spread”) a su favor inimaginable en otro escenario. Reeditaron así el imaginario en el cual es posible generar dinero sin crear riqueza. Va de suyo que esos enormes resultados fueron convertidos a dólares y transferidos al exterior, aprovechando la ausencia total de regulaciones del mercado de divisas (lo que explica el feroz y velocísimo ciclo de endeudamiento externo que hoy se está renegociando).
Es obvio entonces que prestar al circuito de la economía real, pasó a ser una actividad secundaria para la banca privada, resultando ello agravado por la generalizada tendencia de orientar el escaso crédito disponible al consumo, habida cuenta que resulta más rentable por las altas tasas y comisiones que se perciben, muy por encima de las aplicadas a las empresas, y más conveniente por una mayor atomización del riesgo (financiaciones más pequeñas en cabeza de muchos deudores).
Para verificar lo sostenido, a continuación vemos la composición de las carteras de préstamos de los diez principales bancos privados y públicos a Diciembre de 2019, desagregados en sector “COMERCIAL” (Grandes Empresas y PyMES) y “COMERCIAL-Peq.Financ.” (Mipymes), que engloban las financiaciones a los sectores de la producción (agropecuario, industria, comercio, construcción y servicios) y “CONSUMO Y VIVIENDA”, que reúne las otorgadas a los individuos (Préstamos Personales, Tarjetas de Crédito e Hipotecarios para la Vivienda)
De la lectura de estos datos se corrobora que:
- Solamente el Banco Galicia y el Banco de la Nación Argentina registran más del 50% de sus carteras asignadas a empresas (no se tiene en cuenta el BICE porque se trata de una entidad creada a ese efecto). Al mismo tiempo, el resto de las entidades privilegia los créditos para consumo.
- Si bien no se cuenta con información que permita establecer qué porcentaje de los préstamos de cartera Comercial fueron tomados por Grandes Empresas, en virtud de su capacidad de endeudamiento puede suponerse que ocupan una porción significativa de los mismos, de lo que consecuentemente se advierte que el sector de las Mipymes no resulta atendido suficientemente por el sistema financiero.
Así las cosas, las necesidades de financiar la evolución y la inversión que presentan las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas, para crecer y generar más y mejor trabajo, no tienen respuestas allí donde deberían encontrarlas naturalmente.
Ese escaso compromiso del sector financiero con la vida nacional, alcanza un extremo paradigmático al resistirse a facilitar la situación en medio de la crisis global producida por la pandemia del COVID-19, sin habérseles requerido -por cierto- que sufran pérdidas, sino solamente que disminuyan un poco su rentabilidad y tomen algo más de riesgo.
En medio de esa realidad, el interrogante que surge es si no llegó el momento, ya no de inducir, sino de obligar a la banca privada a pasar a ser parte de la solución y no del problema.
Existen antecedentes no muy lejanos al respecto: a partir de 2012 el gobierno de entonces instrumentó la “Línea de Inversión Productiva” en la que se establecía la obligatoriedad aplicable a los bancos de prestar un determinado porcentaje de sus depósitos a las empresas, con destino a inversión y capital de trabajo, aplicando una tasa de interés cuyo máximo también era regulado. El incumplimiento de esa imposición acarreaba una sanción económica. (Puede verse un resumen de las sucesivas implementaciones de la línea en el TEXTO ORDENADO DE LAS NORMAS SOBRE “LÍNEA DE CRÉDITOS PARA LA INVERSIÓN PRODUCTIVA”, publicado por el B.C.R.A. (4).
El escenario generado por la pandemia es el marco ideal para obtener apoyo a políticas en ese sentido. Así como se ha operado sobre muchas debilidades, falencias y aspectos a mejorar que se pusieron de relieve, tanto en lo público como en lo privado, debiera destacarse el problema del sistema financiero argentino para resolverlo definitivamente.
CLAUDIO ANGELINI
LA GRAPPA CONTENIDOS
(1) Horacio Roura – Subsecretario de la Pequeña y Mediana Empresa y Desarrollo Regional, Ministerio de Industria y Turismo de la Nación, en INFORME INDUSTRIAL http://www.informeindustrial.com.ar/verNota.aspx?nota=Las%20PyMES%20en%20el%20desarrollo%20de%20la%20econom%C3%ADa%20argentina___169
(2) Resumidas en http://www.bcra.gob.ar/Pdfs/Texord/t-licip.pdf
(3) B.C.R.A. Entidades Financieras http://www.bcra.gov.ar/SistemasFinancierosYdePagos/Entidades_financieras.asp