REPUDIAR AL PIRATA

Resulta extraño que la misma multitud que hace dos años salió a las calles vestida de celeste y blanco a vivar a la selección nacional de futbol, ahora acepte mansamente la presencia del pirata, nada menos que en el balcón de nuestra casa de gobierno, el lugar más emblemático del poder político de nuestro país.

OPINIÓN. Por Claudio Angelini

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Ayer ocurrió un hecho indignante, como es la visita a la Casa Rosada y el saludo desde su balcón del ex primer ministro británico Boris Johnson.

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Indignante porque corrobora la sumisión al Reino Unido que viene manifestándose en el accionar diplomático (discurso del presidente en la ONU, la exhibición de un mapa de la República Argentina sin las Islas Malvinas en un evento oficial, acuerdos de explotación de recursos, como hechos más recientes) y porque mancilla la memoria de nuestros compatriotas que, para recuperar nuestro territorio usurpado, en 1982 dieron su vida o que, habiendo sobrevivido, sufren hasta hoy las consecuencias.

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Y tan indignante como ello es la casi nula repercusión que ha tenido en la dirigencia de partidos políticos, sindicatos, agrupaciones gremiales empresarias y sociales, centros de estudiantes, en fin, en todo el entramado que debería compartir como factor común el amor a la Patria, y que parece más ocupado en las cuestiones sectoriales -que obviamente no dejan de ser importantes- y en sus internas, que en velar por el interés nacional. Muy lejos de aquello de “primero la Patria, después el movimiento y por último los hombres”.

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Tampoco en la mayoría de los medios de comunicación -con algunas excepciones- (1) se valoró ni ponderó el hecho en toda su dimensión, limitándose a dar la noticia, sin subrayar el ultraje a nuestro país que constituye dicho episodio.

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EL PIRATA JOHNSON

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Esta falta de reacción parece reflejar una crisis profunda de nuestra identidad nacional. Resulta extraño que la misma multitud que hace dos años salió a las calles vestida de celeste y blanco a vivar a la selección nacional de futbol, ahora acepte mansamente la presencia del pirata, nada menos que en el balcón de nuestra casa de gobierno, el lugar más emblemático del poder político de nuestro país, y el silencio de sus líderes al respecto.

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Quizás es la consecuencia de tantos años de menosprecio sistemático al país y a los argentinos (desde la publicidad de las sillas importadas de la dictadura en adelante), haber regalado los símbolos a una minoría oligárquica, al igual que el sentido de nacionalidad -calificando de “facho” a quien lo reivindicara-.

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Indudablemente existe, además de esos corsets ideológicos -u originándolos- una acción deliberada del imperio, que opera para que continuemos siendo la colonia desde la cual extraer lo que requiere, y para ello necesita -además del R.I.G.I.- un pueblo sin autoestima ni cohesión alrededor del sentido de Nación, que tolere entonces salarios bajos y el incremento paulatino del ejército de desocupados.

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Al respecto, comparto un texto del periodista Daniel Symcha (2), especializado en Geopolítica y Defensa:

Asistimos a una derrota sin combatir donde los responsables políticos de la Nación han hecho todo a favor del enemigo desde el año 2015 hasta la fecha.

Esta foto es una exquisita pieza de PSYOP (Psychological operations) por parte de nuestro principal enemigo, Gran Bretaña, que apunta al más fuerte componente simbólico sedimentado en nuestra psiquis, el lugar de mando.

El lugar de mando, de conducción del país, es el balcón de la Casa Rosada en este caso ocupado por el Ex-Primer Ministro británico Boris Johnson.

Si hubiera estado un rapero, un tenista, un científico no se da el principio de sumisión que si se da cuando un representante del gobierno enemigo ocupa ese espacio.

Yo no se si son todos pelotudos o se hacen, acá no caben delicadezas al momento de las expresiones.

Es hora de pelear otra vez no sólo por los derechos de primera generación ya perdidos sino también por la integridad de la Nación.

Es verdad la expresión atribuída al escritor norteamericano Michael Hopf: «Los tiempos difíciles crean hombres fuertes; los hombres fuertes crean tiempos fáciles; los tiempos fáciles crean hombres débiles; y los hombres débiles crean tiempos difíciles»

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Es urgente que, mientras se ocupa de las cuestiones sectoriales y partidarias, la dirigencia en su conjunto no abandone la conciencia de que existe un interés superior a todos, el de la Patria, y de que es necesario reinstalarlo en nuestro pueblo.

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(1) https://agendamalvinas.com.ar/noticia/milei-recibio-en-la-rosada-a-boris-johnson-un-defensor-de-la-ocupacion-colonial-y-militar-de-malvinas

(2) https://twitter.com/danielsymcha