OPINIÓN. Por Sebastián Angelini
La «cuota climática» es un concepto que hace más de 20 años vienen sosteniendo personas que son catalogadas de conspiranoicos y demás adjetivos. Hoy es una realidad. ¿En qué consiste?
Se va a asignar a todos los países del mundo una cuota para emitir determinada cantidad de gases de efecto invernadero. Obviamente los países con industrias más desarrolladas tienen emisiones superlativas, en contraposición a los países con desarrollo industrial bajo o nulo, que no inciden en el impacto del denominado “cambio climático”. Casualmente (nótese la ironía) estos últimos son poseedores de deudas colosales, impagables o, en el mejor de los casos, deudas financiadas hasta la eternidad con el sudor y lágrimas de los trabajadores de sus respectivas Patrias. Entonces, ¿qué van a hacer los países sub-desarrollados con sus cuotas climáticas? Van a saldar una parte de sus deudas con sus acreedores, pero jamás van a dejar de estar endeudados, por ende, la industria contaminante y predadora va a seguir funcionando tal cual lo viene haciendo, y ahora con el aval de la cuota climática (van a poder contaminar y lo van a poder justificar).
Entonces ¿va a seguir todo igual? Me temo que en materia ambiental va a seguir todo igual y va a empeorar, pero además, si algún país del sub-desarrollo logra saldar todas sus deudas, logra hacer crecer su economía, logra un proceso político que le permita desarrollar su industria y generar trabajo, ahora va existir el limitante de la cuota climática, es decir, no van (no vamos) a poder desarrollar la industria con las consecuencias que esto trae aparejado. Como si fuera poco, a todo lo anterior se suma que los organismos internacionales de crédito y la oligarquía financiera van a contar con un nuevo instrumento para seguir desarrollando la especulación y seguir ganando plata sin trabajar, este va a ser el nuevo Bono Climático.
Se van a empezar a dar discusiones en torno al cambio climático, se va a demonizar la industria, se va a demonizar el trabajo, y se va a justificar, una vez más, la pobreza… No permitamos esto. Debemos ser cuidadosos con lo que se dice y se acepta como verdad absoluta. La pobreza está mal y la concentración obscena de riqueza también.
De más está decir que, como sostiene Francisco en su encíclica LAUDATO SI’, debemos abogar por la casa común que nos alberga, es nuestro DEBER cuidar nuestro hogar.
«Creo que ha llegado la hora en que todos los pueblos y gobiernos del mundo cobren conciencia de la marcha suicida que la humanidad ha emprendido a través de la contaminación del medio ambiente y la biósfera, la dilapidación de recursos naturales, el crecimiento sin freno de la población y la sobreestimación de la tecnología y de la necesidad de invertir de inmediato la dirección de esa marcha, a través de una acción mancomunada internacional[…]» (Fragmento del libro «El proyecto Nacional» de Juan Domingo Perón)