El Dr. Larrea comienza trazando un balance de su experiencia de cuatro años como concejal por el Frente de Todos. En primer término desde los personal y luego colectivamente, como espacio de representación.
En lo político reivindica el papel del Concejo Deliberante en la instrumentación de la política, aun cuando no se detente la titularidad del Ejecutivo Municipal. Luego, entrando en el análisis, divide la actuación del Frente de Todos (al principio Unidad Ciudadana) en dos etapas: de 2017 a 2019 y la segunda mitad hasta las últimas elecciones legislativas de este año. Si bien el bloque estuvo en clara inferioridad numérica, por lo que califica la actuación del primer bienio como testimonial, sostiene que no obstante ello hicieron oír su voz en temas sensibles como la cultura, el trabajo y las políticas de Memoria, Verdad y Justicia. Ampliado que fue el espacio desde 2019 en adelante, igualmente estuvieron en minoría. Como autocrítica señala que eso les impidió plantear propuestas que respondieran a demandas de sus representados, en especial de los más postergados.
También ve como negativo el resultado de a su participación como director de SAPEM, en la que -entre otros aspectos- cuestionó el valor en que se vendieron varias unidades usadas de esa empresa, no teniendo hasta hoy respuestas de la Sindicatura de la misma ni tampoco del Superior Tribunal de Cuentas provincial.
Considera importante haber mantenido la política de Memoria, más allá de actitudes críticas de otros espacios políticos, por cuanto la considera esencial para la maduración de la conciencia colectiva.
Recuerda muy críticamente la manera en que el oficialismo lograra la aprobación del presupuesto municipal, logrando el quorum de forma irregular, vulnerando gravemente a su juicio la institucionalidad. También evalúa negativamente la actitud asumida por su bloque con posterioridad a ese hecho de gravedad, intentando buscar consensos con un sector que a todas luces no estaba dispuesto a lograrlo y que, por el contrario, intentaría negociar con cuestiones de interés público (por ejemplo, el proyecto de ordenanza que buscaba defender el trabajo bahiense en la construcción o la propuesta relacionada al homenaje póstumo a Watu Cilleruelo).
Más adelante reflexiona en torno a la construcción política, más allá de lo meramente institucional, poniendo como prioridad la obtención de votos y la apertura de la actividad política a las “organizaciones libres del pueblo”, al “afuera” del HCD.
En el segundo bloque de la entrevista se compartió con el entrevistado la escucha de la columna “De piedras y deuda” (1) relacionando la problemática macro económica con la cotidianeidad.
En el último tramo de la entrevista, Larrea analiza las formas de construcción política que deberían aplicarse desde su espacio, que basa en volver a las fuentes y plantear las contradicciones básicas (fundamentalmente, la distribución de la renta y Liberación o dependencia), y hacer centro en el planteo de una agenda que responda a las demandas populares, a la actualización de la doctrina y no a aspectos que no se perciben prioritarios, para que la ampliación de derechos no quede solamente en el campo de lo simbólico.
Finalmente, interesantes reflexiones compartidas, acerca del aspecto unitario de la comunicación con la consecuente fijación de agenda desde la capital federal, que impide pensar lo local desde lo local.
(1) Disponible en esta página