UN CUENTO PARA DORMIR

… la primavera está cerca, no me voy olvidar de regar los brotes y si no lo hago seguro que de arriba alguien nos va a ayudar. Creo que son muchos. Siempre estarán presentes.

RELATO. Por Eduardo Skop

Ayer a la noche no pude dormir, es que el cielo tronó muy fuerte toda la noche. Parece que había una tormenta muy fuerte allá arriba, hasta tuve pesadillas. Me desperté y no sabía si había sido verdad, pero me levanté muy temprano, eso sí, con pocas ganas y como lo hago desde hace muchos años me bañé, me froté muy fuerte el cuerpo para sacarme algo que tenía pegado a la piel y que me parecía que también se movía adentro del cuerpo de un lado al otro. Lo sentía de a ratos en mi cabeza, de a ratos en mi estómago, de a ratos en el pecho. Lo froté tanto que llegue a lastimarme, como si fuera tristeza. Llamé a unos amigos por teléfono y les dije lo que estaba sintiendo, todos tenían algo parecido y que tampoco habían dormido bien, pero me dijeron en un coro de afectos que con los días se me iba a pasar, pero que no siguiera frotándolo porque si no las heridas iban a aumentar y me iban a quedar cicatrices y tenían razón, yo no quería eso y ellos tampoco.

Me tomé unos mates con una calabaza que me regaló vaya a saber que amigo, lo único que era seguro que era un Amigo. Si hasta parecía que estaba mateando conmigo. Me acompañó de fondo la música del Nano, de a ratos don Ata y en otros León. Son amigos míos que no me conocen.

Me vestí y salí a respirar aire puro, el día era radiante, con un sol a pleno y fue por eso que me coloqué mi pañuelo blanco sobre la cabeza para protegerme, siempre lo tengo presente conmigo. En un momento sentí que caían miles de gotas del cielo y volví a mirar hacia arriba y vi que el sol dominaba el cielo sin una nube a la vista, no entendía nada. No entendía nada como es que estaban cayendo miles de gotas del cielo y no había nubes. Estuve tentado a dar un paso atrás para no mojarme, pero me dije que no ya que vi a mi araña paseando por el patio, ella me da tranquilidad, es una especie que no está en extinción, me acompaña hace no sé cuántos años, en esta ocasión tampoco me va a abandonar, la veo disfrutando de la lluvia. Y mientras la estaba mirando sorpresivamente una mano invisible me toco el hombro izquierdo y una voz me susurro al oído, son gotas pero no de lluvia, son lágrimas de los nuestros, de Néstor, de Raúl, de Eva, de Hebe, de La Negra, del Diego, de Luis, de Laura, de Roly, del Gordo, de Carlitos, de Pocho, de Tony, de Chicha, de Sonia, de ……. Me dije: que pena!!! Tantas lágrimas que caen al piso, para qué? Se van a perder! Y en ese instante me volvió a tocar nuevamente el hombro alguien al que no podía ver por los rayos de este sol que me dijo, “Amigo en las entrañas de tu patio están desde hace muchos años las semillas de la Dignidad, de la Lucha, de la Memoria, de la Verdad, de la Justicia, de la Solidaridad, de… , lo recordás? No podés olvidar!!

Me toqué los bolsillos y sentí que tenía más semillas por sembrar. Recordé qué las semillas que no puedo ver pero que están firmes en la tierra las pusieron ahí primero, nuestras Abuelas, tus abuelos, las renovaron nuestras Madres,  mis padres y después vos junto a tus HIJOS y a tus amigos las siguieron regando con lágrimas, con sudor, con agua, con gotas de lluvia o con lo que tuviéramos a mano.

En una época parecieron secarse pero recuerdo que dijimos Nunca Más vamos a permitir que se sequen. Cerré los ojos y pensé que como en otros inviernos empezarán a germinar nuevamente, en nuestra primavera florecerán y cuando llegue nuestro verano se transformaron en amor, felicidad, alegría, respeto y que todos bailaremos y festejaremos nuevamente alrededor de ese bosque protector que nunca va a morir. Vendrán algunos, volverán otros y se irán unos pocos.

Al abrir nuevamente los ojos empecé a ver mejor, a tener más claridad en mis pensamientos y me di cuenta que por la tristeza que había tenido se me había aflojado un poco el pañuelo, así que me lo ajusté para que no se me cayera, eso no me lo permitiría por nada.

Están dejando de caer gotas del cielo, llegaron mis amigos a ayudarme a regar, mi compañera que siempre está a mi lado y yo de ella me acerca un mate y de él también cayó una gota.

Uy!! Me agarró mucho sueño, creo que después de esa lluvia mágica y necesaria, voy a poder dormir más tranquilo toda la noche, cuando me despierte me voy a bañar nuevamente pero no voy a tener que frotarme el cuerpo, igual voy a seguir llamando a mis amigos y ellos a mí. Es que la primavera está cerca, no me voy olvidar de regar los brotes y si no lo hago seguro que de arriba alguien nos va a ayudar. Creo que son muchos. Siempre estarán presentes.

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Autor: La Araña Piarense