CUIDADO CON LOS MECÁNICOS

¿No nos estarán haciendo el verso? ¿Será tan caro el arreglo?

OPINIÓN. Por Claudio Angelini

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Desde hace años tengo un Golcito 4 puertas que me ha dado infinidad de satisfacciones. Pila de viajes al sur y al norte de vacaciones, y otra punta de kilómetros andados por trabajo. Al taller únicamente por cambio de aceite y alguna pavadita sin importancia. Demás está decir que nunca me dejó a pata.

La verdad es que le he tomado cariño de tan bueno y fiel que me ha salido. Pero desde hace un tiempo tiene un problema: consume cada vez más combustible. Al precio que tiene la nafta no es un problema menor…

Consulté con el mecánico, quien, después de revisarlo, me dijo que el problema es una falla en el sistema electrónico de encendido, a lo que se agrega un desperfecto en la tapa de cilindros, que hace que las válvulas operen mal, todo agravado por un desgaste prematuro del circuito de refrigeración, incluido el radiador, que necesita ser reemplazado y, probablemente, también una fisura en el block del motor, para cuya reparación va a tener que desarmarlo completo.

Encima, me dijo que no entiende como puedo querer tanto a esa batata…

Cuando me pasó el presupuesto para repararlo, sentí primero una aceleración del ritmo cardíaco con sudoración intensa, después sequedad en la boca y sensación de vértigo, hasta que perdí el conocimiento.

Como mi bolsillo está muy flojo, le dije que no voy a poder pagar semejante platal. Entonces, el mecánico, limpiándose la grasa de las manos con un trapo y con expresión de poco interés, me dijo que si quiero vender el Golcito, él me lo compra. Claro, descontando de su precio el valor de la reparación y teniendo en cuenta que probablemente además lo tenga que pintar completo, porque dice que está muy quemada la pintura. Calculé que con lo que me ofrecía podría comprar una Puma 98 modelo 1960 -nunca delivery-

Entonces le dije que no, que por esa plata prefería seguir con mi querido autito, hasta que él diga basta.

Y así hice. Pasado un tiempo, y como no observaba problemas en las válvulas, ni veía nada raro en el radiador ni notaba que levantara temperatura, consulté con otro mecánico.

Y… ¿saben que me dijo?. Que el problema está en las bujías. Cambiándolas desaparecería el alto consumo. Por supuesto, le dije que las cambie, total, valen poca cosa. Y encima, no me cobró la mano de obra por cambiarlas, por ser la primera vez que le llevaba el auto y porque -me dijo- entre trabajadores tenemos que ayudarnos…

También me recomendó una cera especial -muy barata- para que lo lustre y quede como un espejo.

Ahora el golcito anda joya otra vez, consume lo normal de combustible y te encandila de tanto que brilla.  

Por supuesto que así, ni loco lo vendo…

Lo que me quedó claro es que el primer mecánico (al cual obviamente no pienso volver nunca) me mintió, exageró e inventó los problemas que diagnosticó, para comprarme el auto por dos mangos…

Qué parecido a lo que pasa con la Argentina ¿no?

Uno está enamorado de ella, que le ha dado un montón de alegrías. Pero le nota un problema importante: la inflación.

Entonces escucha los diagnósticos de los “mecánicos” de siempre. Los economistas «serios», que desde un pretendido conocimiento y profesionalismo, siempre diagnostican los mismos problemas: el déficit fiscal, el tamaño del Estado, la emisión, la economía cerrada, y sigue la cuenta. Recomiendan entonces los arreglos que hay que hacer… que son también siempre los mismos (y carísimos): desde achicar el Estado (la educación y salud pública, la investigación científica, etc., etc.) hasta vender sus empresas y echar a sus trabajadores.  Incluso, recientemente apareció uno que, además de eso, promete directamente eliminar las principales herramientas del taller: el BCRA y la moneda, nada menos (¿con que pensará hacer los arreglos…?).

Y uno entonces se pregunta: ¿no será que nos están mintiendo -como el primer mecánico- para robarnos o para comprarnos la Argentina por dos mangos…? (recordemos que vale mucho y ahora -petróleo y litio mediante- todavía más).

¿Qué pasaría si cambiáramos de mecánico y eligiéramos uno honesto y que nos defienda…?

La cuestión es -como con el Golcito- seguir bancando a la Argentina, no dejar de tenerle cariño y entonces, por más problemas que tenga, NUNCA VENDERLA…