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OPINIÓN. Por Daniel Guerin
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Estados Unidos, alejado de todo tribunal internacional, elabora sus propios informes sobre la situación en terceros países atinentes a seguridad, narcotráfico, medioambiente, derechos humanos y más. De su propio país no, claro, y mucho menos de sus actividades en otros países. Si alguien se atreviera, bueno…según la gravedad puede sufrir el calvario al que es sometido Assange.
En el último informe del Departamento de Estado se analizan los avances con respecto a la Trata de Personas en 188 países. En él se destacan los esfuerzos de Argentina, Chile y Colombia en el tema y mantiene en la “lista negra” a China, Corea del Norte, Siria, Irán, Rusia, Bielorrusia, Nicaragua, Venezuela y Cuba. Más que una lista de alguna cosa que no les gustan de esos países, parece una lista de los países que no les gustan, lo que hace poco creíble cualquier análisis que pueda desprenderse del informe, salvo el origen y objetivo del mismo.
La incorporación de la República de Cuba llama particularmente la atención por el motivo que justifica su inclusión: las brigadas médicas en el extranjero.
Resulta que la educación superior cubana dispone dos años de servicio en forma de “pago” por la educación recibida a sus egresados, de tal manera que las misiones en el extranjero forman parte del servicio social con el que los nuevos profesionales cumplen con los compromisos asumidos al recibir educación superior. En algunos países los estudios se paga mes a mes, en otros se toman créditos que hipotecan el futuro del profesional, en unos pocos es libre y gratuito. Hay en curso un debate interesante en el mundo occidental sobre el universo de los “becarios”, egresados universitarios que ingresan a la carrera de investigador a cambio de una remuneración monetaria que no calificada como salario, una especie de trabajador bajo contrato temporal sin seguro de continuidad. ¿A cuánto se estará de calificar esto como trata de personas? Los participantes de las misiones médicas cubanas cobran el 25% de lo que los países contratantes paguen por los servicios. ¿Será muy distinto a una beca de investigación?
Viniendo de donde viene la calificación, es esperable que les resulte extraño que exista un modo solidario para devolver parte de la educación recibida., lo llamativo es que a los defensores del capital, la desprotección laboral, la baja de los salarios y de los impuestos, les preocupe el trato laboral de los egresados universitarios de la isla atendiendo la salud en zonas y territorios donde el sistema que defienden no llega ni llegará jamás.