OPINION. Por Claudio Angelini.
.
¿Qué habría ocurrido si a fines del siglo XIX varios periodistas, utilizando las primeras imprentas rotativas, hubieran publicado que existían dudas acerca de la conveniencia de inocularse la vacuna contra la viruela?
O si, mucho tiempo después, en la década del 50, por radio y televisión se sostuviera que Jonas Salk no tenía la preparación suficiente para asegurar que su vacuna contra la poliomelitis era efectiva.
¿Existirían muchos más enfermos –y muertos- por tuberculosis si una cierta dirigencia oportunamente hubiera operado sin descanso contra la aplicación de la BCG?
Imagínese el lector que reacción habrían provocado en la sociedad varios personajes públicos convocados por múltiples medios de comunicación, opinando en contra del uso del preservativo. ¿Habría más muertos por SIDA?
¿Y si un partido político hubiese resuelto recomendar a los automovilistas no utilizar el cinturón de seguridad porque afecta la libertad individual?
Si bien es contra fáctica, porque afortunadamente HASTA AHORA no ocurrió, la respuesta a estos interrogantes es común: sin dudas habría en el mundo todavía más sufrimiento del que hay. Existirían enfermos agudos y crónicos de diversas enfermedades, y por supuesto millones de personas no existirían por haber fallecido, víctimas de ellas y/o de accidentes.
Decimos “hasta ahora” porque en nuestro país ha surgido un conjunto conformado por periodistas, «dirigentes» políticos y opinadores del tipo “Experto en Todo” (incluídos en este grupo economistas, actores, panelistas varios y hasta algún cantante de cumbia) que vienen haciendo abiertamente campaña en contra de las medidas sanitarias recomendadas por las autoridades de la Salud Pública, siendo amplificados por los medios de comunicación, al punto de que se equipara la opinión de un magister en epidemiología con la de “el Baby”.
Así, con las más variadas argumentaciones, algunos se han opuesto al uso del tapabocas, otros han promovido desobedecer las medidas de aislamiento y hasta hay quienes propician la ingesta de substancias que pueden ser dañinas para la salud (no denunciados por envenenamiento por Elisa Carrio ni tampoco de oficio por ningún fiscal en términos de los artículos 200 a 203 del Código Penal, -bien que de discutible aplicación-). Y ahora alcanzan el máximo tratando de generar dudas e infundir miedo respecto de las vacunas cuando todos sabemos que son el único medio idóneo de vencer la enfermedad. ¿De todas ellas o solo de la Sputnik-V, fabricada, según una cronista del canal TN, en la “Unión Soviética”? (un profesor de historia, por favor).
Si consideramos el grado de penetración que tienen los medios de comunicación –y ahora las redes sociales- en la opinión pública, y que la gran mayoría de la población no accede a otras formas de información y los consume sin posibilidad de ejercitar un análisis crítico (bastante tiene ya con sobrevivir), concluiremos en que mentir, ocultar o tergiversar información relacionada con la pandemia es lisa y llanamente atentar contra la salud pública, ya que inducirá comportamientos perjudiciales en las personas, que implican mayor cantidad de contagios, enfermos y muertos. Y como tal, debería haberse enfrentado. Ya que sería difícil por la vía jurídica (no hay necesidad de explicar por qué) al menos debería haberse tratado de contrarrestar la campaña con información clara y sistemática disponiendo espacios publicitarios obligatorios en los medios de comunicación, al estilo de las campañas electorales. Todavía se está a tiempo.
Así, nadie podría oponerse a esa forma de comunicar invocando a la libertad de expresión, ya que nada se prohibiría. Y aún en el caso de provocarle un cierto grado de afectación, dando por sentado que es un bien jurídico que debe ser tutelado, cabe preguntarse ¿es de mayor jerarquía que el derecho a la salud y a la vida…?
Estimado lector, para dejarlo reflexionando y preocupado: ¿sabe usted en qué país se fabrica el medicamento que toma dos veces por día para controlar la presión arterial? ¿Conoce el número de personas que intervinieron en las fases de prueba del anti inflamatorio al que acude por ese dolor en la rodilla?
Y finalmente, ¿ya tuvo acceso a la fórmula de la bebida cola que consume y que tan bien marida con el fernet…?