Hasta siempre Pino

Hoy temprano nos enteramos que partió Fernando Solanas. El Pino Solanas. Falleció a los 84 años, en Francia donde era nuestro embajador ante la UNESCO.

Para nuestra generación, los que hoy somos sesentones, fue un cineasta de culto, una referencia ineludible a la hora de hablar de cine y de política con esos amigos con quienes se comparten recuerdos y también sueños. A cada uno de nosotros nos habrá quedado impreso uno u otro aspecto de sus películas: la fotografía, la estética, la puesta en escena o la musicalización. En lo que todos coincidiremos es en habernos sentido interpelados por su común denominador: el mensaje político contenido en todas ellas.

Imposible permanecer indiferente a su comprometida descripción del peronismo y el proceso destructivo al que la oligarquía extranjerizante lo sometió, y la posición adoptada por cierto sector de la intelectualidad argentina que plantea en “La hora de los hornos”.

«Perón, actualización doctrinaria para la toma del poder” no fue estrictamente un film, sino la grabación de una entrevista que Pino le hizo junto a Octavio Getino (con quien habían formado anteriormente la agrupación “Cine Liberación”) al Gral. Perón en su exilio en España, que constituye un documento histórico que resume su pensamiento. Verla es una obligación.

A poco tiempo de retornada la democracia, en 1985 nos deslumbró con “Tango, el exilio de Gardel”, un film con una estética irrepetible que abordaba el drama que muchos argentinos habían debido enfrentar durante la noche de la dictadura. Hoy, treinta y cinco años después, sigue conmoviendo y emocionando a quien la ve (aunque sea la enésima vez que lo hace).

Otra película imperdible es “Sur”, estrenada en 1988, que describe son una sensibilidad extraordinaria el sufrimiento de la clase trabajadora, como objeto de la represión y como víctima de la destrucción del aparato productivo nacional, que encarnan Lito Cruz -el fantasma de un asesinado- y Miguel Angel Sola –liberado y sin trabajo-. Entre las múltiples escenas memorables que posee, aquella en la que el Polaco Goyeneche interpreta el tango homónimo en la esquina de Barracas con un viejo bodegón a sus espaldas, atravesada por papeles arrastrados por el viento es, simplemente, inolvidable.

Mucho después –en 2003- filmó “Memorias del saqueo”, documental de factura bien artesanal, filmada en su mayor parte por él mismo, que resume la catástrofe producida por la aplicación de políticas neoliberales de sumisión al imperio y destrucción del Estado y de la economía nacional, que explotaron en la crisis de 2001/2002. Quizás si la hubiera visto mayor cantidad de público nos hubiéramos ahorrado los otros cuatro años de latrocinio que vinieron después.

Más adelante, en 2005 presentó “La dignidad de los nadies” y en 2008 “La próxima estación” en la que se refirió a una de las cuestiones que lo obsesionaban: la destrucción del sistema ferroviario y la necesidad vital de reconstruirlo para reemprender un proceso de desarrollo.

Llevó adelante una intensa actividad política, fue diputado y senador nacional representado a diversos espacios, llegando a ser candidato a presidente de la Nación en el año 2007 por la alianza Proyecto Sur. Otro desvelo que lo caracterizó y mantuvo fue su preocupación por la conservación del medioambiente.

Inescindibles sus roles de cineasta y político, podrá agradar o no su obra artística, y podrá coincidirse o no con sus sucesivas posiciones y alianzas. Pero, independientemente de ello, siempre será recordado por su inmenso talento y su compromiso con el pensamiento nacional, popular y democrático.  

¡Hasta siempre Pino!

CLAUDIO ANGELINI

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