“Bahía Blanca: Puerta y puerto del sur argentino” era el leitmotiv de la programación de periodismo de automovilismo deportivo del recordado Osvaldo J. Ochoa, allá por la década del setenta en nuestra ciudad.
Esta expresión de alguna manera marca y grafica la visión que los ciudadanos y dirigentes bahienses hemos tenido desde aquella época y que no cambió demasiado hasta la actualidad.
La expresión “Puerta del sur” parece condenarnos ser un lugar de paso. Por el que quien va hacia el sur necesariamente tiene que pasar y seguir viaje. Así como la puerta de una casa, que debe ser traspuesta para ingresar a lo importante, que es su interior. En el mismo sentido, “Puerto del Sur” da la idea de ser el lugar por donde las cosas se van, y no donde las cosas se hacen…
Esta observación parece corroborada si se analiza la actividad económica local, que es la que se pretende poner en debate en esta nota. Han existido –y existen- varios proyectos muy importantes que Bahía Blanca se limita a observar, o, a lo sumo, a aportar una módica participación. Los dos casos más recientes y emblemáticos son el de la minera brasileña Vale, finalmente abortado, que solamente asignaba a la ciudad el rol de terminal ferroviaria y lugar de embarque al exterior, y el de Vaca Muerta, cuyo futuro es difícil predecir, que, si bien generó y –de no discontinuarse- generará movimiento (fundamentalmente transporte y diversos servicios relacionados a la actividad petrolera) pero que –a primera vista- no tendrá un impacto demasiado significativo en la demanda de mano de obra, aun si se concreta el compromiso del Presidente Alberto Fernandez, formulado cuando todavía era candidato, consistente en utilizar a Ingeniero White como puerto de embarque de lo producido en la cuenca.
O sea, en los dos ejemplos, Bahía sigue siendo “puerta y puerto”.
En ambos casos puede verse que se trata de mega proyectos de un altísimo nivel de inversión. Un caso similar es el de las industrias del Polo Petroquímico, que inició sus actividades en la misma época que Osvaldo J. Ochoa impuso su frase, con la gran diferencia de haber generado en torno suyo un conjunto de empresas que les proveen servicios –casi en su totalidad Pymes-, que, en su conjunto, constituyen una buena fuente de empleo, verificándose que, como en el resto del país, la mayor cantidad de fuentes de trabajo resultan demandadas por las Pequeñas y Medianas Empresas. Consolidadas nacionalmente, ellas requieren de casi el 70% de la fuerza laboral ocupada.
Así las cosas, se torna evidente que es más posible que el objetivo de reducir la desocupación sea cumplido por este tipo de empresas –en particular las industrias manufactureras- y no por las grandes, cuyo aporte al proceso económico tiene otros componentes, distintos a la generación de puestos de trabajo.
En ese orden de ideas, y volviendo a nuestra historia local, no debe dejar de señalarse que Bahía albergó a Pymes de capitales locales que llegaron a ser emblemáticas, por ejemplo: Virgilio Manera S.A. (que fue comprada por una Gran Empresa -Molinos Rio de la Plata- en 2007 y cerrada en 2017); NUTREGAL de Italo Manera S.A. (también adquirida por una Gran Empresa –la peruana Alicorp- en 2011, y también cerrada en 2017 y Fideos del Sur S.A. (Ex Barrita de Oro), que languideció hasta cerrar en enero de 2012. Las tres manufacturaban un producto abundante en la zona: el trigo.
De la misma forma la industria frigorífica, que también manufactura un insumo abundante en la región, tal es la hacienda vacuna, enfrentó sucesivas crisis a punto tal que otra de las naves-insignia de la industria bahiense, que ocupaba una muy importante cantidad de personal, terminó desapareciendo: CAP Cuatreros (1). En su última etapa fue adquirido por Translink S.A., cerrando definitivamente en el año 2000. A esta empresa le suceden otras con el mismo destino: Frigorífico Villa Olga S.A., Frigorífico Bahiense S.A. y Frigorífico Paloni S.A. (que afortunadamente continúa operando, gestionado por sus ex empleados, nucleados en la Cooperativa de Trabajo INCOB).
Resulta paradójico que las dos ramas de actividad vinculadas a la producción primaria regional hayan observado esta evolución, la que debería ser analizada para evitar su reiteración pero no utilizada como factor de desaliento a futuras inversiones, en orden a la idea de “industrializar la ruralidad”, en la actividad molinera, de elaboración de pastas secas, carnes, etc.
Pero Bahía Blanca también puede enfrentar otros desafíos, y proponerse la apertura de industrias destinadas al mercado interno o a la exportación que no necesariamente se provean de insumos zonales, pero se vean favorecidas por la cercanía al puerto, eliminando el alto costo que supone el flete terrestre. Esa categoría es muy diversa y puede incluir rubros desde la metalmecánica y la maquinaria agrícola hasta la industria del hardware. De igual modo, existiendo en el polo petroquímico proveedores de materia prima, bien podría pensarse en empresas relacionadas con la industria del plástico y sus derivados.
“Gobernar es dar trabajo” (Juan Domingo Perón)
Si se acuerda con esa idea, nuestra dirigencia debería dedicarse prioritariamente a imaginar, planificar y crear las condiciones para que exista un proceso importante de formación, afincamiento y radicación de empresas y también un gran aliciente a la actividad cooperativa, poniendo de relieve las ventajas comparativas de nuestra ciudad, que no son pocas: nodo carretero y ferroviario, suministro de energía eléctrica y de gas, parque industrial cuya superficie puede ser incrementada, aeropuerto, puerto de aguas profundas, dos universidades públicas nacionales de excelencia, etc.
De esta forma, además de ser Puerta y Puerto, seremos un lugar en el que muchos desearán quedarse…
CLAUDIO ANGELINI
PARA LA GRAPPA CONTENIDOS
(1) https://capcuatreros.wordpress.com/2014/10/26/historia-del-ex-frigorifico-cap-cuatreros-parte-i/ https://www.lanueva.com/nota/2019-2-24-7-0-7-testimonios-y-ruinas-para-la-industria-del-frio-en-nuestra-ciudad